De la región del mediterráneo nos llega una planta cuyas virtudes medicinales ya eran conocidas y apreciadas en la Edad Media: el romero. En la actualidad se encuentra ampliamente distribuida por todo el planeta, gracias a lo cual podemos beneficiarnos de todas sus excelentes cualidades culinarias, cosméticas y por supuesto, terapéuticas.
Un poco de historia…
El romero es originario de las regiones de la cuenca del Mediterráneo y ha gozado de una gran reputación desde la antigüedad. A lo largo de la historia, ha sido utilizado con diferentes propósitos: desde fines meramente culinarios, hasta aplicaciones terapéuticas o cosméticas.
El nombre botánico con el que se conoce esta planta, rosmarinus, significa literalmente “rocío del mar” y parece que hace alusión a que es fácil encontrarla de manera natural, en las proximidades del mar. Ya los antiguos egipcios conocían y empleaban el romero, aunque más que por sus propiedades medicinales, como símbolo del amor y en las ceremonias religiosas; también los griegos y romanos, lo utilizaban en los rituales funerarios.
En la Edad Media, el romero se empleaba para dar un toque aromático a muchos platos y conservar los alimentos, especialmente las carnes, gracias a sus propiedades antibacterianas. También era frecuente utilizarlo para purificar el aire de las habitaciones y evitar las enfermedades contagiosas, como la peste.
Dicen del romero que es un tónico excelente para los ancianos, que ayuda a mejorar la memoria y es usado en caso de indigestión. Así mismo, ha sido empleado extensamente en China para aliviar los dolores de cabeza, y aplicado tópicamente, para la calvicie.
A partir de sus hojas y flores, se destila un aceite esencial que añadido al agua del baño, estimula la circulación sanguínea y como han corroborado recientes investigaciones, tiene ciertas propiedades antisépticas.
Como otras muchas plantas medicinales, el romero también ha entrado a formar parte de ese grupo de plantas “mágicas”. En muchas casas se colocaban ramas de romero debajo de las almohadas para ahuyentar los malos espíritus y los malos sueños, y formaba parte de los ingredientes empleados para preparar filtros amorosos.
En nuestros días, el romero es utilizado sobretodo en la cocina, para sazonar los platos de carne o aliñar las ensaladas; pero también en cosmética, en los champús e incluso por su aromática fragancia, en los jabones, perfumes o aguas de colonia.