El nogal es conocido por sus frutos: las nueces, excelentes para el corazón y la memoria, pero quizá mucha gente no sepa que sus hojas resultan excelentes para tratar las afecciones de la garganta o los problemas de la piel, tales como el eczema o la psoriasis.
El nombre botánico de esta planta “Juglans”, significa “Nuez de Júpiter” y procede de dos términos latinos: por un lado consta del prefijo “jovis” que hace alusión al dios romano Júpiter y por otro, la terminación “glans” que significa nuez.
Es originario del sudoeste asiático y del Mediterráneo oriental, y fueron los romanos quienes la introdujeron en Europa desde Persia, y en la actualidad se encuentra aclimatado por todo el mundo.
Tanto Dioscórides como Plinio, dos de los más prestigiosos médicos de la antigüedad, mencionan el empleo de las hojas y semillas del nogal en sus trabajos, con diferentes fines terapéuticos, ya sea en forma de emplastos, gargarismos o infusiones.
Pero el nogal, no sólo forma parte de la medicina tradicional de occidente, en la medicina ayurvédica recibe el nombre de Akschota y se lleva empleando también desde hace siglos; por ejemplo su corteza finamente pulverizada se utiliza para el tratamiento de las encías sangrantes y como enjuague bucal, las hojas se aplican para tratar herpes, eczemas o sífilis y el aceite extraído de su fruto es considerado útil contra la solitaria, la disentería y como laxante.
Quizá lo más apreciado del nogal, hoy en día, sean sus semillas, las nueces, de sabor agradable y ricas en aceite. Se consumen directamente o son exprimidas para obtener un aceite utilizado en alimentación, como combustible o como base de determinadas pinturas. Además su madera es considerada una de las más valiosas que existe, usándose para en la elaboración de tallas y culatas para armas de fuego.