La enfermedad de Alzheimer es un tipo común de demencia, caracterizado por un declive en la función intelectual de la persona. Sólo en los Estados Unidos existen 4 millones de casos diagnosticados de esta enfermedad.
Suele afectar a un 10% de la población comprendida entre los 65 y los 85 años de edad. Se da más en mujeres que en hombres. El Alzheimer no afecta exclusivamente a la gente mayor, sino que sus primeras comienzan a darse a partir de los 40 años.
Conozcamos un poco más sobre la enfermedad
Este desorden fue identificado por primera vez en 1907, por un neurólogo llamado Alois Alzheimer. En 1906, el Dr. Alzheimer detectó cambios en el tejido cerebral de una mujer que había muerto debido a una enfermedad mental poco común. Descubrió placas seniles o neuríticas y ovillos neurofibrilares. Actualmente estas placas y ovillos, son considerados como un sello de esta enfermedad.
Los científicos también encontraron otros cambios en el cerebro en la gente que padecía Alzheimer. Existe una pérdida de células nerviosas, en áreas del cerebro vitales para la memoria y otras habilidades mentales. A esto se le une una disminución de los niveles de sustancias químicas que transportan mensajes complejos entre millones de células nerviosas.
La enfermedad de Alzheimer interrumpe el proceso normal de pensamiento y memoria, bloqueando estos mensajes. Está caracterizada por un deterioro mental progresivo, hasta tal punto, que interfiere con la habilidad funcional social y laboral de la persona que lo padece. Los pensamientos abstractos y la función de la memoria se ven alterados.
Considerada como un fenómeno psicológico, el Alzheimer se conoce como un proceso degenerativo caracterizado por un grupo de cambios psicológicos específicos en el cerebro. Las fibras nerviosas que rodean al hipocampo, el centro nervioso del cerebro, se enredan de tal manera, que la información que llega o sale del cerebro, no es transportada correctamente.
Se podría comparar con un cortocircuito en nuestro ordenador central. De esa manera quedan alterada nuestra memoria. No podemos crear nuevos recuerdos ni retener los que han sido formados recientemente. En nuestro cerebro, si sufrimos Alzheimer, se almacenan placas de una sustancia formada por proteínas llamada beta-amiloide.
Los científicos creen que son estas placas, las que crecen y dañan nuestras células nerviosas. La corteza cerebral se atrofia, produciendo que los espacios que están en el centro del cerebro, se agranden. De esta manera, se reduce su superficie. Existen al menos cuatro genes diferentes, localizados en los cromosomas 1, 14, 19 y 21, que influyen en el inicio y la progresión de la enfermedad.
Herencia
Los hijos y hermanos de pacientes con Alzheimer, tienen una mayor predisposición a contraer la enfermedad. Que quede bien claro, esta predisposición no implica herencia. Sólo el 10% de las demencias tipo Alzheimer son hereditarias (Alzheimer familiar). Para determinar dicho diagnóstico deben existir más de tres miembros de la familia afectados con un diagnóstico de certeza, es decir una confirmación anatomopatológica.
Síntomas de Alzheimer
Mucha gente piensa que olvidarse de algunas cosas, puede ser un síntoma de esta enfermedad. Intentaremos buscar un ejemplo gráfico, para que quede clara la diferencia. Si no sabes dónde has puesto las gafas, es un síntoma de despiste u olvido. Pero si no sabes si utilizas gafas o no, este es un síntoma claro de Alzheimer.
El Alzheimer comienza a manifestarse poco a poco. Los primeros síntomas pueden empezar como pequeños despistes u olvidos. Pueden tener algunos problemas en recordar acontecimientos recientes, el nombre de familiares o incluso nombres de objetos. A medida que la enfermedad avanza, los síntomas se agravan y la necesidad de ver a un médico es urgente.
Entre los síntomas que encontramos, podemos destacar los siguientes: depresión, percepción desorientada del espacio y el tiempo, inhabilidad de comunicar conceptos o ideas, incapacidad de concentración, pérdida de control de esfínteres, pérdida de memoria, cambios en la personalidad, conducta y humor.
La salud del paciente se va deteriorando hasta que este está completamente incapacitado. Los enfermos pueden morir entre los 5-20 años después de haberse diagnosticado la enfermedad.
Otras enfermedades pueden contribuir al padecimiento de una demencia
La demencia puede resultar del padecimiento de enfermedades como la arteriosclerosis. El endurecimiento de las arterias, impide lentamente que la sangre llege al cerebro. La muerte del tejido cerebral causada por una serie de pequeños infartos, o por la presión ejercida por la acumulación de fluido, puede ser un factor desencadenante de demencia.
La presencia de un tumor cerebral, un hipotiroidismo e incluso casos avanzados de sífilis, pueden provocar síntomas parecidos a los causados por el Alzheimer. Una dieta pobre unida a reacciones con los medicamentos pueden afectar negativamente, tanto física como mentalmente.