En la medicina convencional se considera normal un ritmo de defecación variable entre tres veces al día y una vez cada tres días. Y se trata el estreñimiento crónico funcional, desde un punto de vista sintomático, con laxantes.
Dentro de la medicina no convencional, se le da una gran importancia a la ecología intestinal, como medida fundamentalmente preventiva, tanto para las enfermedades del propio aparato digestivo como para la salud del resto del organismo. Existiendo numerosas posibilidades de tratamiento además de los laxantes. Reservando estos únicamente, para cuando la corrección de los hábitos higiénico-dietéticos y el tratamientos naturista, no solucionen la causa del problema.
El aparato digestivo
El aparato digestivo, como el resto de aparatos y sistemas del ser humano, responde a la ley universal de la polaridad. Toda la existencia juega sin parar al juego de dar y recibir, entrada y salida, en este caso entrada de sustancias alimenticias y salida de los desechos inservibles. Tanto es necesaria la ingestión de los nutrientes adecuados, como su correcta absorción y la expulsión de la materia sobrante, cargada de toxinas. Se puede comparar al tubo digestivo con un largo y tortuoso tubo cuyo principio es la boca y cuyo final es el ano. Entre estas dos puertas, una de entrada y la otra de salida, los alimentos recorren un largo viaje lleno de emocionantes aventuras.
En la boca son convenientemente triturados y ensalivados, empezando ya aquí la digestión de carbohidratos. Desde la boca bajan por el esófago al estómago y de este al intestino delgado, donde son absorbidos la mayoría de los nutrientes del bolo alimenticio. Y de aquí pasan al intestino grueso o colon, que se encarga de absorber agua y electrólitos de las heces, antes de expulsarlas al exterior por el recto y el ano.
Para que haya un correcto tránsito intestinal, con heces de consistencia, peso, volumen y frecuencia normales, hay que tener en cuenta muy diversos factores, los cuales al alterarse van a producir el estreñimiento.
Además de por una incorrecta cantidad y composición de los alimentos y bebidas ingeridos, hay que tener en cuenta la adecuada secreción de sustancias imprescindibles para la correcta disgregación y digestión de los alimentos. Así como la movilidad necesaria de las paredes intestinales, que pueden estar espasmódicas o atónicas, y por otro lado la correcta simbiosis con la flora microbiana intestinal, que puede estar alterada por muy diversos motivos.